la-llamada_dogminancia-e1493911954710.jpegMi perro pasa de mí, me vacila o nunca me hace caso, son algunas de las frases que más a menudo escuchamos cuando hablamos con personas que comparten su vida con un perro. Sin embargo, en dogminancia.com, a pesar de que entendemos perfectamente la frustración que genera a mucha gente el que su perro no acuda cuando se le llama (nosotros también lo “sufrimos” en su día), creemos que el problema está en el enfoque que le damos las personas y en la forma en la que intentamos ponerle solución.

Lo mas importante es comprender que la mejor llamada es aquella que no es necesario hacerla. Si tenemos un perro equilibrado y un buen vínculo con él, el 99% de las veces nos seguirá hacia donde vayamos. Da igual que esté jugando con perros o corriendo detrás de una liebre. Tardará un poco mas o un poco menos, pero el perro acabará viniendo con nosotros. Por lo tanto, solo con cumplir con estas dos condiciones (buen vínculo y perro/persona equilibrados), nos habremos quitado una parte importante del problema al eliminar el estrés generado por no dejar al perro alejarse, debido al miedo a que no nos haga caso (si sabemos que el perro no va a generar ningún problema y va a volver, no tendremos ningún inconveniente en que se aleje de nosotros o vaya, por ejemplo, a saludar a otro perro). Por lo tanto, es imprescindible conseguir que nuestro perro esté calmado y mejorar nuestro vínculo con él.

Tengamos ya un perro equilibrado y vinculado a nosotros o no lo tengamos, es necesario, aunque solo sea por seguridad, practicar la llamada:

Un error muy común es utilizar la llamada solo cuando la necesitamos que, generalmente, es siempre en situaciones de estrés o nerviosismo máximo para nosotros y para los perros (ha salido corriendo hacia algo, se está poniendo pesado con otros perros, etc.) con lo que solo conseguimos que la llamada sea completamente inútil y que el perro se acostumbre a ignorarnos. Mientras no tengamos una probabilidad alta de que el perro acuda a la llamada, es mejor no hacerlo ya que estamos consiguiendo lo contrario de lo que queremos (es mejor esperar a que venga por si mismo que repetir la llamada innumerables veces cada vez mas nerviosos y con peor tono).

Otro fallo que comentemos habitualmente es llamar al perro varias veces, cada vez mas enfadados y regañarle o castigarle cuando viene. Así solo conseguimos que el perro nos tenga miedo y que cada vez haga menos caso a la llamada. Si le hemos llamado porque creemos que nos va a responder a la llamada, esperamos, y si no viene es mejor no volver a llamarle y premiarle siempre (no tiene por qué ser con comida) cuando venga, aunque sea tarde.

Otro cosa que solemos hacer mal es ir hacia el perro cuando le llamamos. Con ello conseguimos lo contrario de lo que queremos. Lo mejor es girarse, alejarse y/o incluso incrementar el ritmo ya que el perro tendrá tendencia a seguirnos.

Como anticipábamos en la introducción, otro error es pensar que nuestro perro nos está vacilando, que no viene por que pasa de nosotros, etc. Habitualmente, las personas llamamos a nuestros perros gritando, con tono enfadado y los perros nos envían señales de calma (oler el suelo, bostezar, sentarse, etc.) que nosotros nos tomamos como que nos está ignorando, cuando el perro solo nos está pidiendo que no nos enfademos. Lo único que hacemos al enfadarnos más es confundirles, estresarles y hacerles ver que no les entendemos y que en esa situación somos impredecibles por lo que la llamada acabará convirtiéndose en un suplicio para ellos y para nosotros.

Perro viene llamo_dogminancia

El ideal es empezar a practicar la llamada en entornos tranquilos en los que no haya ningún tipo de distracción y utilizar siempre una misma indicación para llamar al perro (si utilizamos distintas indicaciones, el perro tardará mas en cogerlo e incluiremos incertidumbre y tensión al proceso. Cuanto mas simple lo hagamos, mejor). Podemos empezar en casa y cuando allí responda de una forma fiable, pasamos a la calle y probamos en un entorno sin personas ni perros, después en uno en el que haya personas pero no perros…., es decir, hacerlo progresivamente e ir incrementando el nivel de distracciones o de incentivos para el perro, que puedan conseguir que no atienda a la llamada. Una vez que ya estamos practicando con distracciones, nunca hay que llamar al perro cuando está en un pico de actividad o esté muy distraído con algo. Lo importante es buscar siempre el acierto por lo que hay que llamarles siempre en momentos en los que el perro nos mira, notamos que está pendiente de nosotros, etc. Hay que intentar siempre evitar el fallo y que el proceso de aprendizaje sea divertido para el perro.

Hemos dicho que hay que utilizar siempre la misma indicación pero podemos practicar distintos tipos de llamada:

  1. Llamada para conseguir su atención y/o utilizar en distancias cortas. Lo habitual es el típico sonido que hacemos con los labios parecido a lanzar un beso, utilizado normalmente para llamar a los perros o el silbido. Es una buena forma de empezar a practicar en casa y que el perro se vaya acostumbrando a prestarnos atención cuando se la demandamos.
  2. El “aquí” (o el nombre que queramos utilizar): Es la llamada básica y el que utilizaremos habitualmente cuando el perro está alejado de nosotros. En contra de lo que se suele decir, no hay por qué poner la voz grave, ni hacer que suene de forma autoritaria. Los perros perciben mejor los tonos agudos y los volúmenes bajos (siempre teniendo en cuenta que nos tiene que oír, claro) y, en cualquier caso, nuestro perro nos hará mucho mas caso si el tono que utilizamos es amable, incita al juego…. Al principio habrá que premiar siempre cuando el perro viene y después tendremos que ir retirándolos, dándolos de forma alterna. Suele ser útil decir primero el nombre del perro y una vez que el perro nos mira, decir el “aquí”.
  3. Llamada de emergencia: También podemos practicar una llamada que nos ayude a sentirnos mas tranquilos en el caso de que necesitemos que el perro venga urgentemente (por ejemplo, ante cualquier amenaza). Para ello necesitaremos un silbato y algo que le guste mucho al perro y que no le demos nada mas que cuando hacemos esta llamada (chorizo, queso, un juguete….). Tenemos que “cargar” el silbato, por lo que al principio, solo tendremos que hacerlo sonar delante de él y a continuación darle lo que le gusta (no es necesario hacer repeticiones, basta con hacerlo una vez al día o cada dos o tres días). Una vez que el perro ha pillado que el sonido del silbato significa “premio gordo”, probamos en la calle sin distracciones y vamos aumentando progresivamente la dificultad. En este caso, es imprescindible, no “quemar la llamada”: una vez que el perro la conoce, podemos practicarla esporádicamente para que el perro no la olvide pero no podemos utilizarla como único recurso porque perderá su efectividad ya que ésta depende exclusivamente de que el perro relacione el sonido del silbato con algo especial que solo aparece cuando suena éste.

Perro no hace caso_dogminancia

En resumen, si queremos que nuestro perro nos haga caso cuando le llamamos:

  • Es necesario tener un buen vínculo con el perro y que tanto éste como nosotros estemos equilibrados. Si hay buen vínculo, el perro te seguirá a cualquier sitio, al menos habitualmente (hablamos de un ser vivo, no de un robot)
  • No castigar ni gritar al perro por no venir. Nuestro objetivo es ser “molón” para el perro y si nos tiene miedo difícilmente va a seguirnos a ningún lado.
  • No hay que tomarse como algo personal el que el perro no acuda a la llamada: Tendemos a creer que el perro no viene hacia nosotros por fastidiarnos o porque pasa de nosotros. Hay que dejar el orgullo de lado y “escucharles”. Todos los perros acaban acudiendo a la llamada si se es constante y se trabaja adecuadamente.
  • No escatimes en premios y en buen rollo. Todos los perros tienen algo que les motiva (no tiene por qué ser comida) y, como siempre decimos, todo lo que el perro aprenda jugando y divirtiéndose, tendrá sus frutos en el futuro.
  • La llamada se hace una vez. Si la repetimos constantemente, el perro, se acostumbrará a ignorarnos. Si tenemos que repetir, esperamos con calma una buena oportunidad y lo hacemos. Si no ha funcionado, no tiene sentido seguir repitiendo ya que solo conseguiremos empeorar la situación.
  • Hay que practicar progresivamente. Si la llamada no funciona en casa, difícilmente lo va a hacer en un parque para perros. No le llames, donde/cuando sabes que no va a funcionar. Relájate y sigue practicando y aprendiendo a estar calmado ante ciertas situaciones y ve incrementando la dificultad según el perro y tú estéis preparados.
  • No vayas hacia tu perro cuando le llames. Si vas en la dirección contraria, serás mucho mas efectivo
  • No debes exigir al perro que vaya siempre exactamente cuando tu quieres. Tu perro puede, por ejemplo, estar oliendo algo y haberte escuchado. Si has mejorado el vínculo, practicado la llamada y no le presionas acabará yendo contigo, aunque tarde un poco, pero si empiezas a repetirlo y a ponerte nervioso conseguirás todo lo contrario ¿o acaso nosotros no decimos muchas veces “espera un momentito que ahora voy”? Los perros no son máquinas, precisamente por eso les queremos tanto, aunque a veces se nos olvide….

Y recuerda lo mas importante…. ¡¡¡ No te olvides de disfrutar de tu perro!!!