Sé que muchos de vosotros ya sabéis, vivís en vuestras propias carnes y disfrutáis de lo que es tener un compañero peludo de cuatro patas al lado. Pero para aquellos que aún tienen dudas sobre el particular, voy a darles unas cuantas razones con las que será difícil que después de leer este artículo no salgan corriendo a adoptar un perrete, o dos o más…

  1.   Guardaréis vuestra forma física sin ir al gimnasio y sin dietas.

Basta ya de «abdominaicers«, cinturones de electrodos adelgazantes, cuotas anuales del gimnasio tiradas a la basura sin amortizar… Dos o tres (o más) paseítos al día con vuestro peludo, y tenéis vuestra sesión de ejercicio diario asegurada. Además, ejercitaréis glúteos y pantorrillas al agacharos a recoger sus deposiciones (¿necesitáis más razones para hacerlo?).

El perrete también hará que no comáis demasiado de las cosas buenas, las grasientas y sabrosas, pidiéndoos incesantemente. Si queréis comer tranquilos, comed ensaladitas, ya veréis cómo no se molesta en pediros lechuga.

  1.   Protegerá vuestra casa ante cualquier posible invasión extraña.

No importa si es ante un ladrón, un fontanero o un cartero comercial, un perrete NUNCA se amilana ante el sonido de un telefonillo. Se pondrá alerta y ladrará como si no hubiera un mañana ante la posibilidad de que algún extraño ose a perturbar la paz en su hogar. Eso sí, con los ladridos, mientras contestáis, no habrá forma de que os enteréis de si es un ladrón, un fontanero o un cartero comercial.

  1. Mantendrá vuestra piel hidratada.

Adiós a todas esas cremas carísimas con coenzimas, aminoácidos y mamandurrias. Un perrete sabe bien que unos buenos lametones ayudan a mantener el cutis joven y sano, y además levantan el ánimo con ninguna otra cosa en el mundo. Ya depende de vosotros que le proporcionéis una buena higiene bucal para que el aroma también sea agradable.

  1. ¿Se os pegan las sábanas? No necesitaréis despertador.

Con la precisión de un reloj suizo, el perrete irá por las mañanas a daros los buenos días y, de paso, recordaros vuestras obligaciones como compañero humano y proveedor de servicios de aseo perruno matutino. Ahí depende del carácter y de la energía de cada perrete que el recordatorio sea sutil y cariñoso con lametones y caricias, o, como en mi caso, un poco más brusco, ya que cojo carrerilla en el pasillo como si fuera a dar un salto de trampolín, me doy impulso en el borde de la cama, y me tiro en plancha encima de mi humano, para que no se le pase que es hora de levantarse, y no creáis que se da por aludido del todo, que hay veces que le tengo que mordisquear los pies para que se entere. Luego le doy unos lametones, para compensar. Todo esto es absolutamente verídico.

  1. Excusa perfecta para limpiar o no limpiar.

Hagáis lo que hagáis, limpiéis cuanto limpiéis, la casa estará SIEMPRE llena de pelos, así que tenéis la excusa para no tener que limpiar todo lo frecuentemente que deberíais y echarle al perrete la culpa de las bolas de pelo rodantes al estilo del salvaje oeste del salón, y si sois maniáticos de a limpieza, tenéis la razón perfecta para no despegaros de la aspiradora ni un solo segundo.

  1.   NUNCA estaréis solos.

Aunque haya veces que tengáis que mirar la tripilla de vuestro perrete para comprobar si respira de lo dormido que está,  siempre os hará compañía. En esos momentos, basta con que hagáis el ademán de incorporaros del sofá, para que el ojo perruno se abra como  flor en primavera ante la posibilidad de que el humano emprenda camino hacia algún sitio de la casa.

Y cuando digo siempre os hará compañía, es SIEMPRE. Nunca volveréis a saber lo que es ir por la casa andando sin una bolilla de pelo pegada a vuestras piernas. Nunca volveréis a ir al baño solos, y si lográis entrar sin ser seguidos, a los tres segundos oiréis las patitas del perrete rascar en la puerta o, si está abierta, aunque sea una rendijita, veréis aparecer un hociquillo que se las arreglará para abrirla del todo y haceros compañía en esos momentos de desahogo personal. En vez de lamentarlo, os recomiendo que enseñéis al perrete a traeros un rollo de papel higiénico cuando éste se os acabe. La mar de práctico.

  1.    Os ayudará a socializar.

No hay nada como ir con un perrete como yo por la calle para que la gente amante de los peludos se acerque a hacerte mimos y carantoñas. También os encontraréis con otros perretes a los que habrá que saludar y a sus humanos,  así que es una buena manera de hacer nuevos amigos… Sí, sí, y también de ligar, pero tampoco hacemos milagros, ¿eh?, hay que poner un poquito de vuestra parte…

  1.   Siempre os dará la razón.

O, al menos, no os la quitará. Le digáis lo que le digáis, no os lo va a rebatir. Podrá haceros caso o no, pero no va a perder el tiempo discutiendo con vosotros. Somos estupendos como paños de lágrimas y de alegrías, y somos magníficos oyentes, no hay más que ver cómo ladeamos la cabecita cuando algo que nos dicen nos llama la atención.

  1.   Sube la autoestima y el ánimo.

¡Qué satisfacción cuando, después de meses y meses de duro trabajo y entrenamiento, al fin, tu perrete, te hace caso cuando le dices “siéntate” y se sienta obediente…! Vamos a obviar que para convertirte en el mejor adiestrador canino del mundo, necesites cada vez que intentes alguno de los ejercicios, una bolsa de chuches como para alimentar a los 101 dálmatas durante un año.

¡ Y qué me decís de los recibimientos!… No importa que hayas salido a por el pan o te hayas ido de viaje, tu peludo te recibirá con honores como a un jefe de estado cada vez que entres por la puerta de tu casa. No hay mejor manera de subir el ánimo después de un duro día de trabajo.

  1. Os amará incondicionalmente.

Sobre todo, esto. Con un perrete tendréis un fiel compañero de vida, un ser que os admira, os quiere y os respeta por encima de todas las cosas, y que seguirá a vuestro lado mientras le dejéis pase lo que pase. Será vuestro cómplice y  vuestro amigo, y muy pronto os daréis cuenta de que es tan imprescindible para vosotros, como vosotros para él.

Si después de leer este artículo no os han entrado ganas de adoptar a todos los perretes del mundo, es que no tenéis corazón, hasta yo mismo me planteo incluir otro perrete en mi familia… ( no, espera, que ya no sería perrete único… bueno, ya si eso me lo pienso… ).