1. HACERLES ENTENDER QUE PUEDEN HACER DAÑO
Cuando son cachorros pasa algo similar que con los niños más pequeños. Ambas especies muerden, muchas veces por puro divertimento, y hay que hacerles entender que pueden hacer daño con ese juego. Es el primer escalón que hay que subir para que tu perro entienda que no puede morder. Debes enseñarle que te duele cuando aprieta y corregirle.
2. NO PERMITIRLE DETERMINADOS GESTOS
Cuando es cachorro, además, hay que corregirle gestos que si permites pueden hacer que muerda más cuando sea adulto. Por ejemplo, no es bueno que destroce una zapatilla o que muerda una mano de algún ser humano. Debes corregirle y decirle que no está bien. Es una fase crítica.
3. DIRIGIRLE EN CÓMO RELACIONARSE
Si el perro vive tranquilo y conoce su entorno bien, su estado de ánimo también será equilibrado y no estará en posición de alerta, que siempre es más propicia al ataque. Déjale que esté tiempo con perros de su edad y que sean tranquilos. Solo puede ser positivo.
4. DEJA QUE SE RELACIONE TAMBIÉN CON NIÑOS
Si tienes la suerte de tener pequeños en casa, el vínculo que se generará será mano de santo. Si no los tienes, deja que aprenda también a relacionarle en la calle con personas buenas, que le den cariño, que generen en el perro buenas vibraciones y tranquilidad.
5. DALE CARIÑO Y SU ESPACIO
No le encierres ni le dejes mucho tiempo solo en casa aislado. La frustración hace acto de presencia y el carácter, como pasaría con cualquier ser humano, se agria, se complica y puede virar hacia comportamientos agresivos.
6. ANTICIPARSE
Como dueño, tu responsabilidad es conocer ante qué situaciones tu animal se tensa, de manera que puedas anticipar esos momentos delicados y le puedas evitar esa situación de estrés que puede tener consecuencias muy negativas.
Si no puedes contener su agresividad con todas las recomendaciones anteriores, puedes esterilizarle, una medida que suele ser muy efectiva en todos los animales, que se tranquilizan cuando pierden su capacidad reproductiva.
Maria Aguirre