Buenas prácticas para que todos encuentren su lugar en la casa.


¿Cómo presentarle tu bebé a tu perro?
Para mantener la armonía con la llegada de un bebé. es esencial que la mascota no relacione cambios bruscos con este momento (RomanovaAnn / Getty Images/iStockphoto)

Para muchas parejas, la mascota es como un primer bebé. Pero, ¿qué ocurre cuando un recién nacido llega a casa y puja por arrebatarle toda la atención? “Un perro puede sentir cosas muy diferentes con la llegada del recién nacido. Desde curiosidad y adoptarlo como un elemento que enriquezca su vida, hasta sentirse desplazado si los propietarios les dejan de darle atención o incluso miedo ante el llanto”, comenta Ángela González, etóloga en el Hospital veterinario universitario Rof Codina.

Los hábitos cambian cuando el nuevo miembro de la familia aparece en el hogar
Los hábitos cambian cuando el nuevo miembro de la familia aparece en el hogar (Daniela Jovanovska-Hristovska / Getty Images)

 

Es inevitable que los hábitos cambien cuando el nuevo miembro de la familia aparece en el hogar. Pero para mantener la armonía, es esencial que los animales no relacionen las modificaciones brusca con este momento. “Lo que más afecta es que sin querer el propietario cambia mucho la rutina y esta ruptura puede agitar mucho a los perros”, indica Marta Amat, responsable del Servicio de Etología Clínica del Hospital Clínico de la UAB.

Aunque lo más deseable es contar con el consejo de un especialista en medicina del comportamiento meses antes de que nazca el bebé, hemos recopilado algunas medidas esenciales para que todos encuentren su espacio ante las nuevas circunstancias.

Antes de la llegada

Para evitar que la mascota se tope de forma inesperada con una realidad diferente, lo ideal es comenzar a readaptar sus rutinas al menos tres meses antes de que se introduzca el bebé. “Es recomendable preparar un horario para sus necesidades sea lo más parecido posible al que llevará cuando nazca el niño. El programa debe incluir los paseos, las comidas y unos minutos de atención exclusiva hacia nuestro animal”, sugiere González.

En concreto, el momento del paseo es uno de los que requiere una buena evaluación. “Hay que plantearse si mantenemos un buen control de nuestra mascota y si no es así, buscar ayuda para solucionarlo. Pensemos que a partir de ahora tendremos que salir con el carrito y el perro y que esto puede resultar peligroso si tira mucho de la correa”, añade.

 

Lo ideal es comenzar a readaptar las rutinas al menos tres meses antes de que se introduzca el bebé
Lo ideal es comenzar a readaptar las rutinas al menos tres meses antes de que se introduzca el bebé (richiesd / Getty Images/iStockphoto)

Además, antes de la llegada del recién nacido, es importante ponerle en contacto con nuevos elementos y olores que serán parte de la casa, incluso premiarle cuando los afronten. “Le dejaremos que explore el área de la cuna, del cambia pañales…y usaremos polvos de talco, colonias de bebes, sonajeros…para que se acostumbre a ellos”, continúa Ángela que aconseja llevar a casa ropa usada del bebé para que la huela y reconozca el olor posteriormente.

Anticiparse es necesario también respecto a los nuevos ruidos, ya que las mascotas son sensibles a ellos y el llanto del pequeño les puede perturbar. Otra de las recomendaciones pasa por utilizar audios de bebés llorando e incluso fingir que se acuna a un bebé mientras se pasea por casa.

La llegada

Volver a casa con un miembro más suele ser una experiencia cargada de estrés para los padres. Los perros son especialistas en captar emociones, por lo que el encuentro entre ambos debe ser un momento relajado. “La primera opción es que alguien se encargue del perro o dejarlo en una habitación con un juguete hasta que los progenitores estén instalados, para evitar así que la mascota eleve la tensión de la situación”, recomienda Amat.

 

Si al saludar a los dueños el perro suele saltar, es importante que se tranquilice antes de introducir al bebé. “Es preferible que nuestra mascota tenga puesta una correa para poder evitar sorpresas. Le pediremos que se tumbe y que esté en calma y no le presentaremos el niño hasta que esto último haya ocurrido”, comenta Ángela que subraya que para ello se necesitan dos personas. “Una se sentará cómodamente con el bebé en brazos y la otra se encargará de controlar a la mascota. Nunca cogeremos al bebé y se lo enseñaremos de frente, esto puede resultar peligroso”.

El encuentro entre ambos debe ser relajado.
El encuentro entre ambos debe ser relajado. (AleksandarNakic / Getty Images/iStockphoto)

Una señal de alarma en esta situación es que el animal gruña. “Si esto ocurre, lo sacaremos de la habitación amablemente para que se relaje y volveremos a intentar la presentación. Si le tiene miedo al bebé, le acariciaremos y le hablaremos dulcemente dejándole que se aproxime y lo huela, sin forzarlo a interaccionar con el niño”, comenta Ángela que transmite que no hay problema en que lama levemente sus manitas o sus pies, pero es mejor evitar que lo haga en la cara o que de forma insistente. En esos casos hay que separarlo, siempre amablemente.

 

Repartir el afecto

Es corriente que, de forma inconsciente, cuando el bebé está despierto los padres no den abasto y aprovechen el momento en el que duerme para recompensar a la mascota. Según revela la especialista esto es un error ya que el pequeño pasa a ser un elemento de competitividad. “La regla número uno es que el perro no puede hacer nada sin el bebé”, matiza Amat.

Además, como indica González: “Lo ideal es reforzar los momentos que pasamos con el recién nacido y nuestra mascota (con premios, caricias…) y turnarse, si esto es posible, para atenderlos compartiendo las tareas. Tenemos que hacer que la presencia del bebé suponga momento agradable para nuestro perro y evitar prestarle atención solo cuando el bebé no esté presente”. Este comportamiento debe mantenerse incluso cuando haya visitas para evitar que el perro se sienta desplazado.

Es fundamental que la presencia del bebé suponga un momento agradable para el perro
Es fundamental que la presencia del bebé suponga un momento agradable para el perro (nd3000 / Getty Images/iStockphoto)
 

Aunque reine la calma en el hogar, nunca permitas que ambos se queden a solas por mucho afecto que el animal demuestre. Y ante cualquier duda, contactar con el experto. “Las señales de alerta pueden ir desde un problema de agresividad previo o de miedo a personas. Una vez llega el bebé, si el perro lo evita, si está tenso y cambia de carácter o deja de comer hay que ir con cuidado”, aconseja Amat.

ROCÍO NAVARRO MACÍAS, BARCELONA