Mascotas y personas comparten con los más peludos un problema de peso, y nuestros hábitos están haciendo mella en su salud.

perro dieta

Cada vez son más las personas de todas las edades que padecen obesidad, un problema que se considera una epidemia mundial y a la cabeza se encuentra Estados Unidos: cuatro de cada 10 adultos son obesos, según los últimos datos ofrecidos por el Centro de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC, sus siglas en inglés). Y la cosa parece trascender la especie humana. Los animales domésticos en este país también están muy por encima del peso que deberían. Lo dice la última investigación de la Asociación para la Prevención de la Obesidad en las Mascotas, que apunta a que más de la mitad de los gatos y perros tienen sobrepeso u obesidad (un 60% y un 56% respectivamente).
Son muchos los factores que provocan este aumento de peso: «Ofrecerles demasiadas raciones de alimento al día o darles de las múltiples opciones de golosinas comerciales» son, según Julie A. Churchill, veterinaria especializada en nutrición por la Universidad de Minnesota, ejemplo de ello. De hecho, es fácil percibir el problema con un simple paseo por una tienda para mascotas: cupcakes, «dogures» (yogures para perros), helados, pasteles de cumpleaños, y así un largo etcétera de chucherías para las mascotas.
La culpa es nuestra: les estamos cebando

Esta veterinaria también menciona el hecho de «darles comida humana». Quién haya tenido un mejor amigo peludo conoce perfectamente esos ojitos de aparente pena que saben poner mientras salivan cuando te preparas un bocadillo de jamón. Esta técnica, que según una investigación publicada en la revista Nature utilizan solo para interactuar con las personas, nos hace tender a sobrehumanizarlos, apunta otro trabajo del Banfield Pet Hospital (EE UU). Y aunque esto pueda llevar a actitudes positivas para la relación con la mascota (como el hecho de hablarles como si fueran bebés), también, concluye este último estudio, nos incita a usar los alimentos como forma de dar cariño al animal.

La propietaria de un centro de entrenamiento y bienestar para perros en Illinois, Lindsay DiFronzo, lo tiene claro: «En Estados Unidos, los perros están obsesos por las mismas razones por las que lo estamos los americanos». No le falta razón, otra investigación publicada en el Journal of Nutrition apunta a que tendemos a interpretar todas las necesidades de las mascotas perros como una solicitud de comida. Y esto, según este trabajo, no es más que una forma de trasladar nuestros hábitos alimenticios, que pueden incluir cierta pereza y falta de apreciación de los requisitos nutricionales y de salud del perro, al animal.

Los perros y gatos españoles no se libran del sobrepeso

Aunque Estados Unidos encabece los datos de obesidad en el mundo, como hemos mencionado, se trata de una epidemia mundial. España, por ejemplo, tampoco se libra. Según una investigación realizada por el Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), ocho de cada 10 hombres y casi la mitad de las mujeres serán obesos o tendrán sobrepeso en 2030. Los niños también están cada vez más gordos (son de los más obesos de Europa). Y las mascotas, según los expertos, no se quedan atrás. Si los datos son similares a los de Estados Unidos, son muchas las probabilidades de que tu perro o gato esté obeso.

Desde la clínica Chic Barcelona, los veterinarios explican a BuenaVida que han observado un aumento de la obesidad en perros pequeños y, sobre todo, en gatos. «Ellos no saben ponerse límites a sí mismos y los dueños los sobrealimentan». Esta realidad refleja, en opinión de Churchill, «una falta de comprensión sobre las consecuencias para la salud que reducen la calidad de vida de una mascota, el riesgo de otras enfermedades y la longevidad asociadas con el sobrepeso u obesidad». Si la obesidad en humanos está relacionada con problemas cardiovasculares, diabetes, trastornos del aparato locomotor e incluso algunos cánceres, ¿por qué iba a ser diferente en perros y gatos?

Por si cabía alguna duda, esas chuches y de esos trozos de jamón o chorizo que le caen al perro mientras tomamos el aperitivo, mientras comemos o cenamos, cuando cocinamos y cada vez que nos ponen ojitos les hacen daño. No hay diferencias en los efectos del sobrepeso y la obesidad en humanos y animales. Padecer este problema les puede causar problemas articulares, enfermedades cardiovasculares, cambios metabólicos, inflamación (que puede desencadenar la resistencia a la insulina), diabetes mellitus, afecciones respiratorias, intolerancia a las temperaturas extremas, hipertensión o algunos tipos de cánceres. Está en nuestras manos está prevenir una situación que compromete profundamente la calidad de vida de un animal.

Mínimo media hora de ejercicio al día

Para saber si un animal tiene un problema de peso se utiliza el Body Condition Score (BCS), que como el Índice de Masa Corporal (IMC) de los perros y gatos. El método, que Churchill recomienda poner en práctica una vez al mes, consiste en observar y evaluar la silueta del animal desde arriba y desde el costado. Cuando está en el peso adecuado, podremos ver la forma de la cintura al mirarlo desde arriba, abdomen se estrecha detrás de la caja torácica y al palpar podemos sentir las costillas debajo una capa delgada de grasa. Si está visiblemente en los huesos y carece de esa capa de grasa al tacto, quiere decir que está por debajo de su peso. A partir del momento en el que no sentimos el hueso y no se dibuja la curva de la cintura, el animal está gordo.

Para atajar y revertir el problema, indica DiFronzo, «hay que proporcionar una nutrición adecuada y llevarles a hacer ejercicio». Churchill coincide con esta visión y recomienda que los alimentos que les demos sean específicos para mascotas. Además, apunta a un mínimo de actividad física de entre 30 y 60 minutos diaria y prestar mucha atención a las cantidades de comida, sobre todo si el animal está castrado ya que tiene más tendencia a engordar.

SARAH PALANQUES TOST