Cuando alguien se decide a acoger un cachorro, uno de los primeros problemas que tiene que enfrentar surge en el momento de dejarle solo en la casa. Hay que ir a trabajar, a comprar o, simplemente, seguir con las rutinas del día a día, y entonces llega el momento de despedirse del cachorro, de cerrar la puerta y de esperar que, al regresar, el animal esté bien y no haya padecido en nuestra ausencia. Porque si el animal se angustia y no tolera bien esa separación momentánea puede sufrir lo que los expertos denominan ansiedad por separación (o hiperapego) y pueden surgir problemas de comportamiento.
Hay cachorros que se pasan horas llorando, y otros que hacen destrozos en el piso cuando se quedan solos. Y los hay también que combinan ambas conductas para exteriorizar su malestar. Explican los especialistas que el animal tiene miedo a quedarse sin nadie porque necesita el contacto con sus nuevos compañeros humanos. O bien porque echa en falta a su madre o hermanos.
El hiperapego nada tiene que ver con un “apego normal, el vínculo sano del animal con su grupo social”, explica Lourdes Farré, veterinaria experta en comportamiento de perros y gatos. Otra forma de mostrar esta angustia es orinando de forma descontrolada, y hacerlo fuera del lugar que se le ha delimitado, como puede ser un empapador.
Llorar, destrozar cosas u orinar de forma descontrolada son formas de exteriorizar miedo y malestar porque echa de menos
El resultado es que la ilusión y la emoción inicial de muchas de las personas que acogen un cachorro, en pocos días, comienza a transformarse en desesperación y angustia, cuando no en enfado o temor por los problemas y destrozos con que se encontrarán al volver del trabajo.
Los expertos en comportamiento animal aseguran que hay formas de prevenir estas conductas y de tratarlas si surge y persiste el comportamiento anómalo provocado por la separación. Y advierten que lo que nunca debe hacerse es regañar o castigar al cachorro: resulta contraproducente y puede dañar el vínculo entre el propietario y el animal .
Pautas básicas
Separación sí, pero progresiva
Una de las primeras pautas básicas que dan los veterinarios y expertos en etología es no posponer la primera separación por miedo a que el cachorro se quede solo. Al contrario, de esta forma el cachorro se acostumbra desde pequeño a pasarse algunas horas solo en la vivienda. “Es muy recomendable no esperar al momento de ir a trabajar para separarse del perro por primera vez; y si acogemos al perro en casa cuando estamos de vacaciones, hay que evitar esperar a dejar solo al animal hasta la vuelta de la vacaciones”, destaca Farré.
“Si nos separamos de golpe del cachorro, después de haber estado siempre acompañado, es cuando aparecen los problemas de comportamiento”
LOURDES FARRÉ Veterinaria experta en comportamiento de perros y gatos
El objetivo es que el animal vaya perdiendo el miedo y compruebe, en base a su experiencia, que sus compañeros humanos se van de casa, pero siempre acaban regresando. Si se hace desde el principio, cuando empieza la convivencia entre el cachorro y sus dueños, todo esto será mucho más fácil.
Pero si no es así, si el cachorro se pasa el tiempo en que está solo llorando sin cesar o empieza a hacer destrozos, hay que ponerse en alerta. Los problemas de comportamiento, además de molestos para los dueños y el vecindario, son muchas veces el indicador de que el cachorro sufre lo que los expertos denominan como el hiperapego. “El perro no sabe si volveremos, sufre la ansiedad por la separación; en ningún caso se está vengando del propietario”, advierte la veterinaria Maria Pifarré.
Precauciones
Acotar su espacio
Otra pauta fundamental para facilitar la adaptación es delimitar el espacio en el que el cachorro empezará a vivir en la casa. Si el cachorro se siente cómodo y seguro en su espacio vital, todo será más fácil, también gestionar la separación. En ese espacio que delimitamos para el cachorro en su día a día podemos dejarle cuando nos vamos de casa, evitando que recorra el resto del piso cuando se queda solo. Así habrá menos riesgos para el animal y también más garantías de que no hará destrozos fuera de su zona.
“Sea una parte del comedor o una habitación, será su lugar, aquel en el que tiene que sentirse a gusto, donde pueda estar un poco más cerrado”, destaca Pifarré. También en este lugar será donde el cachorro tendrá su comida y donde empezará a aprender a hacer sus necesidades, primero en un empapador, que servirá para irle enseñando a hacerlo cuando sale a la calle. Es muy importante, lógicamente, que ambos lugares –el del pipí y el de la comida–, estén suficientemente separados.
Los expertos recomiendan que no sea un espacio demasiado pequeño, ni tampoco excesivamente grande, ya que el cachorro se puede angustiar si se siente encerrado. “Cuidado porque hay cachorros que se agobian si el espacio es muy pequeño; hay que ir jugando cuando delimitamos el espacio, porque dependiendo del perro puede ser que se sienta más protegido en un espacio más pequeño, o que se agobie y empiece a rascar las puertas o a llorar más cuando se quede solo”, apunta Farré. Justamente esto es lo que les pasó a Marta y Pedro con su galgo, que agobiado acabó saltando por encima del cerco que habían instalado en la zona de la cocina.
Otra de las dudas frecuentes es cuánto tiempo se puede quedar un perro solo en casa, sea o no un cachorro. “Si un perro se pasa cuatro horas solo, no pasa nada; tiene que aprender a estar solo. Lo ideal, si los propietarios trabajan fuera unas ocho horas, es que se turnen, o bien que recurran a una persona que saque un rato a pasear al perro”, explica Farré. De hecho este servicio de personas o empresas que sacan a pasear al perro a cambio de un dinero se ha ido extendiendo.
“Hay que aplicar el sentido común. No es bueno para un perro estar doce horas solo, encerrado en un piso”
MARIA PIFARRÉ Veterinaria
Pifarré asegura que se trata de “aplicar el sentido común; no es normal ni es bueno para la salud física y mental de un perro estar doce horas al día solo, encerrado en un piso; los perros son animales sociales, psicológicamente no lo pasan bien cuando están tantas horas solos”. Farré añade que, además, “forzar al animal a aguantar tantas horas sin hacer sus necesidades puede derivar en problemas físicos, como trastornos renales”.
Tampoco todos los cachorros responden de la misma forma a la separación. Al carácter de cada animal hay que añadir las circunstancias en las que nació, y si ha sido criado o no junto a su madre durante las primeras semanas de vida. Todo esto marcará el carácter del perro cuando sea adulto y también condicionará sus reacciones en el momento de quedarse solo en casa mientras aún es pequeño.
El carácter, haber sido abandonado o separado de la madre condicionan las reacciones al quedarse solo
“Hay cachorros que, si han sido separados de su madre y hermanos, los echan en falta y lloran cuando se quedan solos”, advierte Pifarré. En el caso de animales que han sufrido el “trauma del abandono”, porque sus antiguos propietarios les dejaron en la calle para siempre, el quedarse solos puede propiciar más ansiedad, porque les recuerda una experiencia traumática, explica la veterinaria.
En el caso del galgo de Marta y Pedro, el cachorro fue criado por su madre junto a sus tres hermanos en Valencia, pero todos fueron abandonados por sus propietarios y acabaron en una casa ocupada, en condiciones bastante precarias, antes de ser recogidos por la asociación Galgos 112.
La solución
Desde trucos caseros hasta tratamientos para la ansiedad
Hay también algunos consejos prácticos que ayudan a reducir los problemas de dejar solo al animal. Por ejemplo, dejar al cachorro un poco cansado cuando sepamos que se va a pasar bastantes horas solo. “El perro estará más relajado, tendrá un poco de sueño, y se quedará más tranquilo o se llegará a dormir”, recomienda Farré.
Otro truco es dejar al alcance del animal una prenda de ropa vieja usada por el propietario, para que encuentre un olor que le resulta familiar y que le ayudará a tranquilizarse, a sentirse acompañado. También se recomienda que el cachorro tenga luz suficiente en la casa, que se quede en un espacio siempre iluminado, aunque sea de noche, y que durante los primeros días se deje una radio encendida para que el ruido acompañe también al animal.
Pifarré explica que “un cachorro de dos meses es comparable a un niño de dos años y uno de cuatro meses es como un niño de cinco años”.
Si a pesar de todas estas recomendaciones surgen y persisten problemas de conducta (destrozos y lloros) es recomendable acudir al veterinario y pedir ayuda de un experto en comportamiento animal. Con algunas pautas básicas y un tratamiento relativamente corto los problemas desaparecen en la mayoría de los casos, y el cachorro aprende a quedarse solo, sin problemas.
El tratamiento consiste en ir dejando al animal solo de forma más progresiva, para que aprenda. “No es algo normal, no tendría que pasar que un cachorro llore o haga destrozos en casa porque sufre de hiperapego; otra cosa distinta es si un cachorro muerde cosas porque quiere jugar, de forma tranquila, sin ansiedad”, puntualiza Farré.
Conviene distinguir si el cachorro destroza cosas porque sufre hiperapego o las muerde porque quiere jugar
Los veterinarios alertan que en ningún caso se debe regañar y reprimir al perro cuando se llega a casa y se encuentra el pipí o los destrozos. “No sirve de nada regañar, está absolutamente contraindicado, es contraproducente; el perro no lo asocia y el vínculo emocional entre el perro y el propietario se resiente, el perro coge miedo”, destaca Farré.
“Siempre se tiene que educar en positivo, con premios; será más rápido y efectivo, y reforzará el vínculo con el propietario: el perro actuará para cooperar, porque quiere al propietario. Si hay destrozos nos debemos preguntar el por qué lo ha hecho”, añade la veterinaria.
“No sirve de nada regañar al cachorro, puede ser contraproducente. Hay que educar en positivo”
LOURDES FARRÉ Veterinaria
Hay dueños que se quedan más tranquilos con la instalación de una cámara de vídeo que permite observar en tiempo real cómo se comporta el cachorro cuando se queda solo en casa. Es una buena herramienta, según los expertos, para que el veterinario pueda ver cómo actúa cuando sufre la angustia por la separación. “Hay animales que se quedan paralizados cuando se quedan solos, no hacen nada porque tienen miedo, pero no están bien. Los vídeos en estos casos son muy prácticos para poder detectar el problema e iniciar el tratamiento”, destaca Farré.
ESTEVE GIRALT
Debemos acostumbrar al perro a quedarse solo; si sufre hiperapego o ansiedad por separación, hay que tratarlo