Los ladridos son altos, irritantes y desagradable y poco fáciles de tolerar. ¡Deberían ser así! Si un bebé llora, sentimos una incombatible urgencia de hacer algo al respecto. De la misma forma, cuando nuestro can “grita”, sabemos que debemos frenarlo. En el presente artículo daremos los principales significados de cada uno y la mejor manera para tratarlos. Cuando hacen estos sonidos nos solemos enfadar, preocupar por los vecinos y, o nos ponemos nerviosos. Tratar que paren inmediatamente puede agravar el problema que te están comunicando. Y es que castigarlos no arregla que tengan miedo o ansiedad… Sin más te dejamos con las 9 razones por las que tu perro hace esto…
1. De alarma o alerta
Un ejemplo es el perro que salva a su familia de un incendio, asusta a un intruso, ladra a los animales que salen en la tele y se encienden cuando ven a alguien pasar por la ventana y desaparecer. Los sonidos de alarma pueden salvar vidas, pero en algunos casos su juicio sobre lo que constituye un peligro puede estar un poco sobrepasado. La mejor manera para tratar este posible problema es no exponer a tu compañero a muchos estímulos… Prosigue para conocer los 8 restantes…
2. Demandan algo
Desafortunadamente, este es uno de los comportamientos más comunes. La buena noticia es que es el más fácil de corregir. Esencialmente están pidiendo lo que necesitan, ya sea una caricia, un paseo, una presa o algo parecido. Cuanto más prolongadamente pregunte por algo con éxito, más persistente será si tratas de ignorarlo. Pero lo más eficaz es no hacerles caso, en vez de esto date la vuelta cuando actúen de esta manera y no les atiendas hasta que hayan parado. En poco tiempo comprenderán…
3. Frustración, excitación
A menudo confundido con los ruidos ansiosos, los canes que tienen poca tolerancia a la frustración ladrarán histéricamente cuando no obtengan sus deseos. Al contrario que la ansiedad por separación o los ataques de pánico, este es un berrinche parecido al del punto anterior, pero con más emoción, y dirigido hacia las cosas concretas que les atraen, como un gato que pasa, en vez de a ti. Simplemente está gritando: “¡Lo quiero!”
4. De aburrimiento
Estos son usuales en los animales que han sido dejados en el patio todo el día en soledad, y quizás por la noche. Ellos son unas criaturas poderosamente sociales, y si no tienen contacto con ningún ser se acaban aburriendo. Este tipo de ladridos son continuos, con una cualidad monótona. Es como si estuviera pensando: “no tengo nada más que hacer, así que me voy a poner a gritar todo el rato para divertirme…”
5. De estrés
Este tipo de sonidos están llenos de miedo, ansia, e incluso pánico sobre algo que es real o que han anticipado en su entorno. Esto puede incluir el aproximamiento de una amenaza, o el miedo al abandono o la separación. Esta última puede ser manifestada con diversos comportamientos, incluyendo ladridos histéricos constantes y en ocasiones aullidos. Es más tenso y complejo que esto, pero expresan toda la tristeza y angustia que les supone alejarse o no ver más a sus “humanos”, por muy malos que sean a veces.
6. Para la caza
Entre los trabajos históricos para los que los humanos han requerido la compañía de los perros se encuentra el acto de cazar. Aunque parezca que están jugando o que no tiene sentido lo que escuchas en verdad pueden estar tratando de indicarte una presa cercana o llamar a algún amigo canino. Son comportamientos muy vistos en algunos tipos específicos que se siguen utilizando en las competiciones deportivas de la actualidad…
7. De juego
Este es una forma de actuar muy común en los perros de pastoreo, que son como los animadores y “policía divertida” del mundo canino. De la misma manera que otros animales pueden brincar y jugar a que se pelean, estos lo hacen pero se salen de lo normal. Ladrarán y ocasionalmente hasta te morderán los talones. Si estás en una localización sin vecinos que se molesten no deberías tratar esto, ya que es una diversión más. Con niños cerca esto no sería tan recomendable, ya que en ocasiones son muy salvajes con sus “bromas”.
8. Saludo
“¡Sí, mamá está en casa!” Si tu can te aclama y grita a tu vuelta tras ausentarte, es el momento de pasar al “modo ignorar”. Quedarte fuera de tu puerta y esperar que la cacofonía termine. Entonces entra con tranquilidad; no más festivales de emociones o sesiones de “¡te quiero, te he extrañado mucho!”. Cuando esté relajado y sentado es tiempo de agradecerle su cariño. Si empieza a hacerlo otra vez vuelve a no prestarle atención…
9. Territorial
Independientemente del recinto en el que se encuentre, un can podrá ladrar con más efusividad o con menos, pero este rasgo suele ser irremediable. Muchas razas han sido criadas desde hace miles de años para la protección de los territorios humanos, y no pueden refrenar sus instintos. No obstante, siempre hay excepciones de canes mansos que lamerán a cualquiera que se acerque a la valla de su hogar. ¿Qué te ha parecido?