Los canes de alerta médica están adiestrados para detectar a través de su olfato una subida o bajada de azúcar
Dicen que el perro es el mejor amigo del ser humano porque nunca te abandona. Si las personas de tu alrededor te dan de lado, tu perro seguirá ahí contigo para darte cariño. Así son. Pero, a parte del poder de la super fidelidad, también tienen otro, el super olfato. En Fundación CANEM, se han dado cuenta de que, con el debido entrenamiento, este olfato hiperdesarrollado se traduce en una figura nueva, la de perro de terapia o los perros de alerta médica.
Los perros de alerta médica son canes de asistencia específicamente seleccionados, educados y adiestrados para detectar a través de su olfato una subida o bajada de azúcar producida por la diabetes o un ataque epiléptico y avisar así con antelación a su dueño. Gracias a esto, las personas acompañadas por este perro saben lo que les va a pasar, disponiendo del tiempo necesario para minimizar las consecuencias de estos episodios y mejorando su calidad de vida.
Un estudio realizado por la Universidad de Portland (EEUU) en el 2017 realizó un seguimiento de la detección de hipoglucemia en personas con Diabetes Tipo 1 por parte de los canes. Los resultados arrojaron una conclusión: los perros detectaban bien la hipoglucemia, aunque también se registró una tasa elevada de falsos positivos. Por este motivo, se recomienda utilizar estos perros como complemento a otros sistemas detectores y no como único método de control.
Un largo aprendizaje
Son seleccionados, educados y adiestrados por la Fundación CANEM, pero enseñarlos no es sencillo. El animal pasa por varias fases de aprendizaje. En primer lugar, los cachorros llegan a las instalaciones de CANEM cuando tienen dos meses y medio para pasar un proceso de selección llevado a cabo por los profesionales del centro. Existen perros de terapia de distintas razas, e incluso, mestizos, aunque en este caso, la fundación está especializada en trabajar con perros de raza Jack Russell.
Una vez seleccionados, son formados durante cuatro meses que dura su adiestramiento. Durante este periodo, el cachorro vive con una familia de tutela. Esta figura es muy importante porque se encarga de su socialización.
Durante el adiestramiento, el perro deberá pasar por distintas fases. La primera se realiza en el laboratorio. Allí conoce el olor que debe detectar y cómo debe marcarlo cuándo lo esté percibiendo. En la segunda fase se simulan situaciones reales, por ejemplo, en un dormitorio o en una cafetería para que el animal aprenda a hacerlo en el mismo momento en el que detecta ese olor, con antelación a que se produzca una hipoglucemia o hiperglucemia en el caso de la diabetes o una crisis de epilepsia.
Una vez superadas estas dos fases, es entregado a una familia. Pero la relación de CANEM con el perro y su nueva familia no acaba aquí. Se realizan contactos periódicos con los adiestradores a modo de seguimiento.
Estos perros están adiestrados para detectar con su olfato una subida o bajada de azúcar o un ataque epiléptico”
La llegada de estos perros a una familia te cambia la vida. Por ejemplo, la perrita Cloe comenzó a formar parte de la vida de Joel, un niño con diabetes, en 2015 y esto ha salvado a la familia de más de un susto.
“Habíamos salido a pasear por la playa y llevábamos como 20 minutos andando cuando, de repente, Cloe empezó a marcar. En ese momento, me di cuenta de que se nos había olvidado la mochila de Joel en el coche y no teníamos nada para darle. Por suerte, sus primos tenían galletas… y haciendo caso al aviso de Cloe tomó unas cuantas. ¡Cuando llegamos a por su mochila Joel estaba en 80! ¡Para nosotros fue un marcaje inolvidable!”, explica el padre de Joel.
Mara, que recibió a Greta en 2016, explica que: “la primera noche, después de recoger a Greta de CANEM, no paraba de ladrar y yo todavía no sabía si tomármelo como un marcaje o si estaba nerviosa por el cambio. Resultó ser el primero de tantos marcajes y tantos sustos evitados”.
Hacerse con uno de estos perros de alerta médica no es cuestión de disponibilidad económica. Según Lidia Nicuesa, psicopedagoga y asesora de diabetes de Fundación CANEM, “actualmente, solo es necesario tener implicación con la fundación para poder obtener la cesión de un dulce detector”.
De todos modos, hay personas que pueden colaborar de otras formas. Por ejemplo, existen distintos programas relacionados con estos animales en los que se puede participar. Por una parte, está el programa de familia de tutela en el que existe la posibilidad de acoger al cachorro durante los meses de adiestramiento. La fundación se hace cargo de los gastos y las familias cubren la necesidad de darles a los cachorros un entorno positivo donde crecer y desarrollarse de forma equilibrada. Por otra, también se puede colaborar con donaciones económicas o de material.
“Solo es necesario estar implicado con la fundación para poder obtener la cesión de un perro detector”
LIDIA NICUESA Psicopedagoga y asesora de diabetes de Fundación CANEM